A pesar de ser la política de control del tabaco más costo-efectiva, la tributación del tabaco es el componente menos implementado del paquete MPOWER de la Organización Mundial de la Salud para reducir el tabaquismo en todo el mundo. En México, tanto la prevalencia del tabaquismo como la tributación se han mantenido estables durante más de una década. Este estudio tiene como objetivo proporcionar evidencia sobre los efectos potenciales de la tributación para reducir la carga de enfermedades relacionadas con el tabaco y los principales costos sociales atribuibles en México, incluidos los costos de atención informal (no remunerada), que con frecuencia se ignoran. Empleamos un modelo de microsimulación de Monte Carlo de primer orden que sigue cohortes de población hipotéticas considerando los riesgos de un evento adverso de salud y muerte. Primero, estimamos la morbilidad y mortalidad atribuibles al tabaco, los costos médicos directos y los costos indirectos, como las pérdidas de productividad laboral y los costos de atención informal. Luego, evaluamos los efectos potenciales de un aumento del precio de los cigarrillos del 50% a través de la tributación y dos escenarios alternativos del 25% y el 75%. Los insumos provienen de varias fuentes, incluidas encuestas nacionales y estadísticas vitales. Cada año, 63 000 muertes prematuras y 427 000 eventos patológicos son atribuibles al tabaco en México, mientras que los costos sociales ascienden a MX$194 600 millones (US$8.500 millones) —MX$116 200 millones (US$5.100 millones) en costos médicos directos y MX$78 500 millones (US$3.400 millones) en costos indirectos—, lo que representa el 0.8% del producto interno bruto. Los ingresos fiscales actuales del tabaco apenas cubren el 23.3% de estos costos. Aumentar los precios de los cigarrillos mediante impuestos en un 50% podría reducir las muertes prematuras en 49 000 durante la próxima década, mientras que los costos directos e indirectos evitados ascenderían a MX$87 900 millones (US$3.800 millones) y MX$67 600 millones (US$2.900 millones), respectivamente. Los beneficios superarían con creces cualquier pérdida potencial incluso en un escenario pesimista de aumento del comercio ilícito. El consumo de tabaco impone altos costos sociales a la población mexicana, pero los impuestos al tabaco son una política beneficiosa para todos, ya que mejoran la salud de la población y reducen los costos sociales del tabaco.